Si en un jueves cualquiera en un torneo cualquiera ves tan sólo a un puñado de espectadores en los partidos u hoyos importantes, en Irlanda acompañan en masa a sus jugadores desde el primer segundo del torneo, caiga quien caiga.
O lo que caiga, porque la segunda y tercera jornadas han sido terribles, con viento y lluvia como sólo se puede dar por aquellas tierras. Lo dicho, y sin ánimo de aburrir más: Viva el golf, viva Irlanda.
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