Aunque gran parte de la actualidad ha estado copada por la toma de posesión de Barack H. Obama, al que Tiger ha mostrado su apoyo, como presidente de los EE UU, el tema del regreso de Tiger Woods sigue ganando terreno, toda vez que el propio jugador se ha negado a especular con el tiempo o adelantar cualquier fecha. Se sabe que su recuperación va como un reloj, que está feliz porque volverá a ser padre en febrero, que le da a las maderas y a los hierros largos y que está de nuevo confiado.
Pero tan importante como cuándo vuelve es cómo lo hace. Es la pregunta que se hace Jaime Díaz en su extraordinario reportaje en la Golf Digest sobre el número uno mundial. Como el mismo Tiger subraya, de cada episodio en el pasado (la boda, el nacimiento de su primera hija, la muerte de su padre Earl) ha salido un jugador mejor y más sólido. Así lo creen también sus compañeros: los 21 jugadores que han sido preguntados por la revista: sólo un 5% cree que su mejor momento ya ha pasado, mientras que un 81% cree que será el mismo de siempre y un 14%, que no está nada mal, cree que volverá mejor que nunca. Ahí es nada. Veremos qué pasa.
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