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6 jun 2010

Algunas verdades sobre el golf y la ecología (II)

Vamos a seguir metiendo el dedo en la llaga un ratito. No sólo no es cierto todo lo que se dice sobre el golf y el uso del agua, por cierto, adivinen cuál es la actividad que más dinero y recursos dedica a la investigación en regadíos y reciclaje de aguas.

Una cosa antes de nada: no nos gusta para nada esa relación que en ciertos aspectos se estableció durante la burbuja inmobiliaria entre el golf y el ladrillo. Fue y es un desastre que no sirve para nada: crea malos campos y destroza el medio ambiente.

Dicho esto, ahí van ejemplos de campos compatibles no ya con la naturaleza sino con espacios protegidos en España y a cuya conservación contribuyen: campo público en Doñana, campo en Zarauz (junto a un conjunto de dunas de gran valor) el parador de Málaga o el Saler. Curiosamente, en Zarauz el campo respeta las dunas, cosa que no hacen los desarrollos inmobiliarios no vinculados al golf que están al lado.

Esto, claro, sin olvidar que en España estamos a años luz de otros países. Con el ejemplo de Mirimichi (campo ultraecológico creado por Justin Timberlake)  bastaría, pero vamos con más. Suecia, Alemania, Finlandia, Reino Unido, Noruega, Irlanda, Canadá y EE UU tienen cerca de 50.000 campos entre todos, según El libro blanco del golf publicado por la Federación de Madrid de golf. Entre ellos, links integrados perfectamente en el paisaje costero, maravillas ecológicas en medio de Arizona o Augusta National y Pebble Beach. Y todavía habrá quien...

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