Miguel Ángel Jiménez es un jugador de Ryder, un hombre de Ryder y lo ha demostrado siempre. Desde su papel de ayudante con Severiano Ballesteros en la histórica Ryder de 1997 en Valderrama hasta su digno papel en la última en Valhalla con victoria de los EE UU.
Ahora, el capitan Tim Montgomery, posiblemente el escocés que menos simpatía me produzca en el mundo del golf, quiere a toda costa que esté presente en su equipo para el año que viene, en el Celtic Manor Resort de Gales. Montie admira al malagueño, según informa la asociación de la prensa de Inglaterra, que sin duda lo tiene difícil.
Su cuarto puesto en el Omega y su deseo de estar en ese equipo, expresado el fin de semana pasado en varias ocasiones, son dos buenos puntos, pero para clasificarse hay que ganar al menos dos torneos, y de los buenos. Tarea difícil pero para nada imposible para el malagueño, que sigue jugando de miedo, mejor que nadie a esa edad si exceptuamos a Keny Perry.
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