Tiger Woods es un tipo peculiar. No es sólo el número uno del mundo y, posiblemente, el mejor jugador de todos los tiempos. También es un golfista particular, con un gran sentido de la oportunidad, decisivo como pocos y con una capacidad para diseñar golpes única. Y también tiene sentido del humor, aunque parezca raro.
Cuento esto a raíz del final de su partido junto a Steve Stricker en los foursomes de la segunda jornada de la Presidents Cup contra Mike Weir y Tim Clark. Perdían por uno a falta de dos hoyos pero ahí apareció su magia. Putt impresionante en el 17 y grandioso golpe para llegar de dos a green en el 18. Le pregunta Roger Malvin, de la CBS, que cómo puede meter siempre el putt decisivo. Dice Tiger: "Suerte". Ya digo, buen humor.
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