Por razones ya ampliamente comentadas aquí no siempre puedo ver todo el golf que me gustaría. Supongo que le pasa a mucha gente aunque a aquellos que no tengan un blog y un twitter dedicados a esto no se les note tanto. El caso es que ayer me siento en el sofá al final de un día agotador, pongo la tele y veo a Tiger fallar un putt de ida y otro de vuelta para doble bogey. ¡Qué ha sido eso! Me pregunté. Al final, lo ya sabido: más bogyes y una vuelta desastrosa que le ha dejado fuera del corte por quinta vez en su carrera profesional. Increíble.
What was that! titulaba hoy golf.com en portada un magnífico análisis de Gary Van Sickle. En él, el experto de SI asegura que Tiger se ha encontrado con la verdadera dimensión, técnica y psicológica, del reto de su vuelta a los campos tras sus problemas personales. Es decir, que lo de Augusta fue poco menos que un espejismo. Ya el primer día tuvo problemas, pero Tiger es un gran recuperador y con golpes desde los árboles, arena, rouhg y agua consiguió mantener el tipo. Ayer, no.
Lo más preocupante de todo esto es la actitud. Señala Van Sickle: "En la debacle del hoyo 15 Tiger parecía un jugador despreocupado o, lo que es peor, un golfista que quiere castigarse". Es pronto para saber lo que le ocurre. Quizás sólo sea que es humano y que cinco meses sin jugar tras todo lo que ha ocurrido pasan factura. Veremos.
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