Tim Clark era, a sus 34 años, un jugador incompleto. Considerado el mejor del circuito americano sin una victoria en un torneo PGA, el sudafricano se ha desquitado a lo grande: el pasado fin de semana se llevó The Players, el quinto grande, y se embolsó el mejor premio del año, 1.7 millones de dólares.
Clark, apodado El Pingüino por su peculiar físico y su forma de andar, es un gran estratega que suple con inteligencia un defecto casi imperdonable en estos tiempos: la falta de distancia. Ahora, después de no cometer ni un solo bogey en los últimos 26 hoyos, Clark ha sabido hacer lo que otras veces le fue imposible y ha roto con un racha de 204 torneos sin ganar.
El sudafricano, sencillo en la celebración y en las declaraciones posteriores, es un jugador elegante, a su manera, modesto, muy amigo de Sergio García y todo un caballero en el campo. Llevaba mucho tiempo jugando de maravilla, ya era hora de que hubiese justicia.
Por cierto, dejo aquí su simpática presentación de su bolsa de palos.
El sudafricano es uno de los jugadores más simpáticos del circuito, hasta el punto de que es el único que me cae bien de la ya legión de jugadores que usan putt de escoba. Lo siento, soy así. Ese palo y otros 13 forman parte de la bolsa que el bueno de Clark nos enseña. Además, nos muestra una buena manera de usar el híbrido alrededor de green. No esta naaada mal.
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