El resumen: mañana me pierdo el desenlace o, al menos, no lo podré disfrutar en esencia. Lo dejo todo en manos de la eficacia técnica de plus.es/golf y de que la actualidad de la tarde del lunes me permita prestar algo de atención, aunque sea a la narración. Qué malo es el golf, señores, que me lleva a ir al trabajo con intención de hacer más bien poco.
Por cierto, con Tiger Woods prácticamente descartado yo espero que Phil Mickelson remonte y haga sangre de los nervios, los excesos de temperamento y las inseguridades que van a surgir de los dos líderes: Ricky Barnes y Lucas Glover. Y si no es él, que complete el ataque David Duval. Sería un final feliz, un gran subidón difícil de disimular en medio de la redacción.
El espectáculo promete, porque la carrera de obstáculos que es este grande se está complicando por momentos. Y mañana, por fin, con los greenes de Bethpage Black duros. Y yo currando. Lo que decía: qué malo es el golf.
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