El Volvo Mundial Match Play que se ha celebrado este fin de semana en Finca Cortesín, Málaga, ha sido un rotundo éxito. Tras un año sin jugarse el torneo, uno de los más prestigiosos del calendario, deja Inglaterra para establecerse en Finca Cortesín, un campo que ha demostrado estar a la altura.
Además de una participación de lujo, el sistema de competición, susceptible de mejoras, ha dado espectáculo. Puede que tengan razón quienes defienden la idoneidad de las eliminatorias directas, pero ni la televisión ni los espectadores en el campo van a pagar por ver a sus ídolos caer a las primeras de cambio. Y el sistema ha demostrado ser justo porque el ganador, Ross Fisher, es el que mejor jugó.
Luego es cierto que pueden venir mejores jugadores y que en esta ocasión el torneo de Singapur, en el Barclays Open tenían más y mejores estrellas, pero también lo es que no está nada mal para un torneo ciertamente peculiar y que, no lo olvidemos, volvía tras un año en blanco.
Y ha habido espectáculo, y mucho. Y si no, recuerden el golpe de Anthony Kim en su tercer partido para clasificarse a las semifinales. O la lucha de Ángel Cabrera con Rosf Fisher en las semifinales, resueltas tras tres play off, es decir, 39 hoyos después. O los triples empates en la fase previa resueltos por el cómputo de hoyos a favor.
Match Play es espectáculo y golf en estado puro y celebramos que Volvo, en plena crisis, haya apostado por este torneo y en España.
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