Barack Obama aplica al golf las mismas ideas que a la presidencia: trabajo, tesón y no dejar pasar una.

Eso es, al menos, lo que se desprende del último artículo de Time, en el que cuentan q
ue el presidente, que durante la campaña destacó más por su afición al baloncesto, no perdona un fin de semana de golf.
A veces juega con el vicepresidente Joe Biden, handicap 8, y a veces con sus ayudantes, pero las reglas son siempre las mismas: no se pasa una y Mr Mulligan no es bienvenido. Como debe ser.
Por cierto, hay una gran tradición de aficionados al golf entre los presidentes de los EE UU de la que hablaremos en otro momento.
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