Pues resulta que no. Tal como recoge Cameron Morfit en un interesante artículo en golf.com Tiger es tan humano como cualquiera y esta derrota sólo demuestra un poco más su grandeza. Puede jugar mal, y la última vuelta que le llevó a la derrota el pasado domingo ante Y.E. Yang lo demuestra.
Su falta de explicaciones, también: "No hice absolutamente nada. Tuve un día horrible en el green y lo tuve en un momento equivocado". Pues eso, humano, demasiado humano. Sigue siendo el más grande.
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