David Duval: número uno del mundo en plena era Tiger Woods, ganador de un British Open en 2001, vencedor en 13 torneos del PGA y ya fuera de los golfistas que van a conseguir en Florida una de las tarjetas para el año que viene en la Escuela de Clasificación del circuito estadounidense. Él ha quedado entre el 126 y el 150 en la temporada que ahora termina, la de su regreso, lo que le da derecho a una tarjeta de, digamos, baja categoría. Estaba en la Escuela para mejorarla, pero el esfuerzo será en vano.
Jeff Maggert: 14 millones de dólares en ganancias en su carrera, varios top ten en el US Open. Su suerte en Florida ha sido más benigna: si nada se tuerce tendrá tarjeta para el año que viene.
Estos son dos ejemplos de lo que es el espíritu competitivo en EE UU, ese que les lleva a dejar fuera a un campeón del mundo de atletismo si no gana los trials de su país. Ese que, aplicado al golf, convierte la Escuela de Clasificación en una durísima y espectacular prueba.
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