Luke Donald es un jugador salido de otro tiempo. Educado, sobrio, elegante y discreto, el inglés representa los valores de un deporte de caballeros y de ahí que le hayamos defendido de las críticas allí donde han surgido. Vale, le falta un punto como golfista, pero su buen estado de forma, segundo el fin de semana pasado en el Northern Trust, nos sirve de excusa para hablar de su bolsa.
Todo Mizuno de última generación, como buen representante de la marca japonesa que es, menos el driver (Titleist) y el putt (Odissey) con un wedge de 60 grados. Forma parte del club de los que se han pasado a los híbridos y tiene un bolsillo de lo más peculiar: el de su hermano, hasta hace pocas semanas su caddy, que tiene de todo, incluido el frasquito mágico en caso de que se hayan pasado con la fiesta el día anterior.
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