Eso sí, flojito, después de botar varias veces, como el que recibió esa señora este fin de semana en Torrey Pines, durante el Farmes Insurance. Les cuento la historia, que no deja de ser curiosa.
Animado, supongo, por su tendencia para irse a cualquier parte desde el tee de salida, incluidas las calles de los hoyos contiguos, Phil Mickelson regala un guante y una bola firmados a las víctimas de sus salidas de calle, siempre que la cosa no sea grave, que tampoco es el caso.
La sorpresa la añade Álvaro Beamonte, comentarista de Canal + Golf que asegura que dentro del guante hay 200 dólares. No está mal por un pequeño golpe que no hizo sino reír a la señora. Esperemos que supiese lo de la pasta. Qué educado es el número dos del mundo.
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